Urgencias
Por la puerta de urgencias entra un taxi. El taxista sale del vehículo y ayuda a salir a un hombre con uniforme de camarero, que gesticula, gaguea y tose. Tiene el rostro congestionado y enrojecido. —Oigan, ¡que alguien atienda a este hombre! No sé qué le pasa, pero… ¡parece grave! Un celador abre mucho los ojos, se ajusta la mascarilla y sale corriendo. —¡Espere! ¡Espere ahí! ¡No entre! El taxista aguarda, indeciso y maldiciendo, mientras el hombre que se ahoga intenta decir algo, agitando los brazos. Al cabo de un minuto, sale el celador con una silla de ruedas y, detrás de él, dos enfermeras. Hace sentarse al hombre enrojecido en la silla, las enfermeras no se acercan más y exclaman. —¡Emergencia Covid! ¡Emergencia Covid! ¡Llévalo a la UCI, aprisa! Entran al hospital apresuradamente. El celador va detrás de ellas, mientras el taxista da media vuelta, protestando. —Y ahora, ¿quién coño me paga a mí? Luego habla consigo mismo. —Si ese desgraciado se salva, será gra