Jueves 23 de abril
Libros y rosas
¡Día del libro y la rosa! Y día del santo heroico, del dragón temible y la princesa. Quizás necesitaríamos algún Sant Jordi bajado de los cielos —o surgido de algún rincón del planeta— para vencer a este corona-dragón invisible que sobrevuela la tierra y devasta vidas… Aunque quizás ese Sant Jordi ya lo tenemos entre nosotros, y no uno, sino miles y millones. Vestido de blanco y vestido de negro, encerrado en casa y corriendo al hospital, tele-trabajando, en la carretera o firme a pie de trinchera, para que todos podamos comer y la vida siga. Pequeños sant Jordis sonrientes que se acostumbran a jugar en casa y ancianos sabios sant Jordis que en la soledad nos envían su serenidad y su cariño.
Sant Jordi. Cesaron las lluvias y el cielo vuelve a ser de
un azul inmaculado. Millones de rosas florecen, ya no en las calles, en los
cubos de los vendedores ambulantes, sino de mano en mano, de pantalla en
pantalla, de voz en voz. Flores de papel y flores de seda, flores digitales, flores en 3D. Lo
bueno de estas, es que pueden compartirse. Lo no tan bueno, es que no pueden
olerse… Y libros. Libros digitales, audiolibros,
libros en la Red y libros de papel, promesas esperadas para cuando «todo esto
acabe». Libros en nuestra mente y en nuestra memoria. Libros entre nuestras teclas.
¡La imaginación no hace cuarentena!
En mi patio de vecinos vuelve a sonar el violoncelo. Estoy
escribiendo un libro y he recibido un puñado de rosas. ¿Qué más puedo pedir? Hoy,
la fiesta es completa.
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