Domingo 12 de abril
La vida gana
Hace un mes que comenzó la cuarentena. Se prorrogará quince
días más, y previsiblemente, otros quince. No será ya una cuarentena, sino dos
meses de… ¿cómo llamarlo? Estado de alarma, confinamiento, emergencia… cuántos
nombres.
Encierro para unos, entierro
para otros, descanso forzoso, paro, retiro espiritual, tele-trabajo. Para
muchos, enfermedad, ingreso hospitalario, aislamiento. Y después, alta deseada,
pasado el peligro, con mezcla de alivio y temor. Para otros, muerte en soledad,
sin despedidas, con el dolor de los ausentes y duelo en la distancia.
Pienso en los viudos y viudas que tienen que vivir su dolor
confinados, sin poder recibir un abrazo de sus hijos, hermanos, amigos. ¡Qué
duro!
Pero hoy es domingo de Pascua. Un día de luz, de resurrección,
de vida. Y la primavera se empeña en exhibir la vitalidad de los plátanos, de
los mirlos y las palomas, de las flores que crecen en los jardines con el césped
casi salvaje. La primavera se nos mete por balcones y ventanas, ¡bienvenida
sea! El sol está alto y las tardes son largas.
Hoy es domingo de Pascua. ¿Qué significa la Pascua, aparte
de campanas de iglesia solitaria, misas retransmitidas, huevos de chocolate y
vacaciones que este año se han vivido en el salón de casa?
Para los creyentes, es la fiesta de la vida. Es la fiesta de
la esperanza. Es la fiesta de una victoria. El bien vence. La vida triunfa. El
mal y la muerte no son los reyes de este mundo, aunque muchas veces lo parezca.
No lo son. Creer o no creer esto puede cambiar muchas cosas. Quizás el peor
engaño sea creer justamente lo contrario. Y no. No es así. El bien es más
fuerte y la vida gana. La escuchamos en el canto de los pájaros. La oímos cada
tarde, a las ocho, en los aplausos y los vítores que suenan en los balcones.
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