Viernes, 27 de marzo
Manuel también lleva mascarilla
A Manuel lo veo de tanto en tanto, sentado en su chaflán,
con sus bolsas arrugadas llenas de vete-a-saber-qué y su vasito de cartón, con
el que pide monedas. Si llevo algo, le echo una de euro, o de dos. Antes, cuando
nos veíamos, nos saludábamos con nuestro gesto peculiar, chocando los nudillos.
Ahora…
Manuel lleva mascarilla. Algún alma caritativa se la dio,
quizás fue un asistente social o ese ángel misterioso que de vez en cuando se
lo lleva a que le corten el pelo y le rasuren la barba. Manuel está tranquilo y
respeta las normas. Sigue fumando sus colillas de porro reciclado y sonriendo bajo
el sol, ese sol que le ha curtido la piel hasta volvérsela como bronce oscuro.
Tiene los ojos de un azul increíble.
Nos saludamos, a dos metros de distancia. Le arrojo una
moneda y casi me siento mal. Él levanta la mano y sonríe por debajo de la
mascarilla. Sí, Manuel también secunda las normas. Quizás la única que no puede
seguir es el “Quédate en casa”… porque su casa es la calle.
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