Miércoles 18 de marzo
Hay que seguir
He ido a comprar a una charcutería del barrio. ¡Estaba
abierta! Y concurrida, aunque sólo pueden entrar cuatro personas en la tienda, el
resto deben hacer cola en la calle. Ofrecen llevar pedidos a domicilio y piden
con gentileza a los clientes que respeten las normas sanitarias. La dueña y los
empleados siguen ahí, atendiendo con mascarilla y guantes, con el mismo humor
de siempre. Aparte de las tentaciones culinarias que exhibe el aparador, creo
que la gente viene aquí porque sales mejor que si hubieras ido al psicólogo. Un
reducto de alegría en medio de la ciudad fantasma.
Las teorías conspiratorias circulan por la Red. También
los comunicados que las desmienten. ¿Virus de laboratorio? ¿Ensayo de guerra
biológica? ¿Crisis provocada para alterar la economía mundial? Lo creamos o no,
los «capos» de la Unión Europea hablan de guerra. Sí, lo dicen así. Estado de
guerra, economía de guerra. Quizás para que nos acostumbremos a esta situación
de emergencia y aceptemos de buen grado la crisis económica que sobrevendrá. Un
buen detective diría: busca a quien aprovecha el crimen. ¿Quién saldrá ganando
de todo esto?
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