Domingo 15 de marzo
Quédate en casa
Ese es el mensaje. Circula por la Red, se
repite insistentemente en todos los medios. Las noticias nos bombardean con
estadísticas. Nuevos casos, nuevos muertos… sin cara y sin nombre, porque sólo
el número ya asusta. Unos pocos cientos, en este país. En Barcelona ciudad ni
siquiera ha muerto nadie, hasta ahora. Lo pequeño también asusta. Asusta el
riesgo.
Reclusión total. Las iglesias están vacías, se han
suspendido todas las misas. La ciudad despierta envuelta en silencio monástico.
Toda Barcelona está de retiro. Calles desiertas, hasta los patios de vecinos
están silenciosos. Quédate en casa. Los ciudadanos somos dóciles. Pocos se
atreven a salir: algún corredor pertinaz y los que pasean los perros.
A las diez de la noche, suenan los aplausos desde todos
los balcones y ventanas. Aplausos a los médicos y a los sanitarios. A los
héroes que, estos días, luchan a brazo partido contra el virus en unos
servicios de urgencia saturados.
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